Qué significa esta afirmación y a dónde nos
conduce?
Partimos del reconocimiento que toda vincularidad comporta un sentido evolutivo. Todo lo que queremos transmitir, por lo tanto, tiene que ser desde una conciencia participativa para hacerlo desde un verdadero acompañamiento y no desde una mera información despersonalizada.
Abordar una tarea informativa, de investigación, terapéutica, de ayuda, de asistencia sin poder reconocer que estas energías nos tocan en lo más profundo de muy distintas formas,es fundamental para una intervención comprometida.
Estamos acostumbrados a separarnos de lo que le pasa al otro y lo más grave es que esta ilusoria separación está al servicio del Ego que, a causa de su negada debilidad, necesita utilizar toda situación de "ayuda" para reafirmarse en sus escondidas debilidades.
El vínculo terapeútico especialmente legalizó esta situación desde una teorización absolutista con formas rígidas de resolución. El avance paulatino de una conciencia participativa y compasiva ofrece la posibilidad para que los profesionales legalicen sus propias experiencias .
Sabemos que la información no configura un conocimiento. Si esta información pasa al plano de la experiencia, de la vida , entonces devendrá en conocimiento. Entonces, si transmitimos información nada estamos comunicando porque nada ha sido encarnado. Cuando el profesional acepta su proceso de vida y aprendizaje y humildemente lo pone al servicio del "paciente " (palabra que considero inadecuada) entonces estará creando un espacio de salud.
Hoy, este proceso toma una forma diferente. Los mismos profesionales con sus propias experiencias dolorosas se animan a mostrar su humanidad y salen del lugar de perfección planteado por la ortodoxia científica.
Toda vez que se revelan nuevas realidades nos encontramos con la necesidad de profundizar en la naturaleza del Ser humano.
Mientras que en el posicionamiento anterior " esto le pasa al otro " el profesional es invitado a juzgar, contaminado por sus propias proyecciones, ( lo que equivaldría a decir desde la vereda de enfrente ) en una actitud crítica ,en esta nueva forma de abordaje , que surge del crecimiento de un nuevo nivel de conciencia, tiene la posibilidad de intervenir involucrándose en una tarea compartida y hermanada.
La asimetría radica en el lugar del que conduce el proceso pero la condición de humanidad une el destino del proceso terapéutico en un resultado muy diferente. La brecha se ha derribado. La brecha es la violencia instalada en el consultorio que lastima y desvirtúa todo acto de amor. Porque en realidad este es el resultado buscado: donde hay violencia no hay amor y si no hay amor no hay sanación.
Recordemos que en una acción despersonalizada el terapeuta queda a resguardo de la problemática misma. Es importante observar en todo proceso vincular el lugar desde donde se está transmitiendo. Aquí radica la raíz dela Violencia.
Todos estamos enlazados, sabiamente vinculados los unos a los otros en redes relacionales de intercambio y aprendizajes mutuos. Todos somos maestros y alumnos alternativamente. Todos estamos en fuertes procesos de aprendizaje.
Lo que diferencia a unos de otros es el grado de despertar dela
Conciencia.
Una Conciencia más despierta verá cada situación como un desafío de crecimiento.
Los más aletargados se sentirán victimas de toda situación.
El lugar de Victima es un lugar de trampa. NO HAY QUE AUSPICIARLO. Mantiene en bajos niveles el psiquismo y no favorece ningún proceso de evolución.
Si somos VICTIMAS entonces polarizaremos la existencia de un culpable y así pondremos AFUERA la responsabilidad por hacernos cargo de nuestra búsqueda de bienestar .Y si así estamos posicionados va a aparecer un culpable detrás de otro para perpetuar el lugar elegido.
Salir de la trampa es poner perspectiva a toda situación de violencia.
Hoy estoy convencida que toda acción violenta empieza por uno mismo. Somos los autores de nuestras propias violencias auto infringidas. Mi camino hasta aquí, transitado de mas de treinta largos años de terapeuta entrelazados a mis propias experiencias, son un testimonio a esta verificación. Solo cuando empezamos a mirarnos a nosotros mismos podremos descubrir esta verdad. Y lleva tiempo.... bastante.
El coraje y la aceptación de lo que encontraremos en esas negras profundidades lo necesitaremos para traer a la luz los tesoros ahí escondidos. Generalmente cuando emprendemos esta travesía los otros suelen cargarnos con muchas de sus "proyecciones". Creo que este es el momento de mayor tensión porque debemos continuar con nuestro camino de rescate de nosotros mismos.
Ahí donde hay auto violencia hay herida y donde hay herida falta el amor a nosotros mismos. Las heridas se sanan poniendo amor donde hay dolor. Donde me olvidé de mi me violenté. Todo empieza desde adentro y se proyecta afuera. Si me amo puedo después compartir ese amor, cuando me olvide de mi ejercí violencia. Entonces los espejos de la realidad me lo vienen a mostrar.
Claro que esto es difícil verlo y después aceptarlo por toda persona que no se encuentre en este tramo del camino y siga creyendo que el afuera es el causante de su cautiverio.
Claro que existen seres que ocasionan daños y otros nutren de amor. Pero unos y otros están puestos por alguna razón en el camino. Solo es cuestión de observar.
El auto conocimiento proporciona todos los elementos necesarios para emerger a situaciones donde las energías son más livianas y más amorosas.
Salir de los pactos perversos es desafiar el miedo a la soledad, a la critica, a la creencia de que soy en tanto el otro me reconozca, al desamparo, a la carencia etc.…
Por lo tanto se necesita coraje para crecer pero la recompensa es la puerta a una vida más saludable, armónica y verdadera.
Es necesario proporcionar un nuevo modelo ala Psiquis.
Las relaciones deben descender a niveles más profundos, recíprocos, verdaderos auténticos. Deben recordarnos nuestro potencial más elevado, aquello en lo que podemos devenir y no aquello en lo que podemos acabar.
Estamos obligados por un proceso de Conciencia a descender y a enfrentar nuestra Sombra. Es en los territorios del mundo subterráneo donde nos encontramos al desnudo con un Yo despojado de toda ignorancia y falsas imágenes reasegurantes.
Necesitamos descender periódicamente para ascender con menos soberbia y mayor autenticidad.
Partimos del reconocimiento que toda vincularidad comporta un sentido evolutivo. Todo lo que queremos transmitir, por lo tanto, tiene que ser desde una conciencia participativa para hacerlo desde un verdadero acompañamiento y no desde una mera información despersonalizada.
Abordar una tarea informativa, de investigación, terapéutica, de ayuda, de asistencia sin poder reconocer que estas energías nos tocan en lo más profundo de muy distintas formas,es fundamental para una intervención comprometida.
Estamos acostumbrados a separarnos de lo que le pasa al otro y lo más grave es que esta ilusoria separación está al servicio del Ego que, a causa de su negada debilidad, necesita utilizar toda situación de "ayuda" para reafirmarse en sus escondidas debilidades.
El vínculo terapeútico especialmente legalizó esta situación desde una teorización absolutista con formas rígidas de resolución. El avance paulatino de una conciencia participativa y compasiva ofrece la posibilidad para que los profesionales legalicen sus propias experiencias .
Sabemos que la información no configura un conocimiento. Si esta información pasa al plano de la experiencia, de la vida , entonces devendrá en conocimiento. Entonces, si transmitimos información nada estamos comunicando porque nada ha sido encarnado. Cuando el profesional acepta su proceso de vida y aprendizaje y humildemente lo pone al servicio del "paciente " (palabra que considero inadecuada) entonces estará creando un espacio de salud.
Hoy, este proceso toma una forma diferente. Los mismos profesionales con sus propias experiencias dolorosas se animan a mostrar su humanidad y salen del lugar de perfección planteado por la ortodoxia científica.
Toda vez que se revelan nuevas realidades nos encontramos con la necesidad de profundizar en la naturaleza del Ser humano.
Mientras que en el posicionamiento anterior " esto le pasa al otro " el profesional es invitado a juzgar, contaminado por sus propias proyecciones, ( lo que equivaldría a decir desde la vereda de enfrente ) en una actitud crítica ,en esta nueva forma de abordaje , que surge del crecimiento de un nuevo nivel de conciencia, tiene la posibilidad de intervenir involucrándose en una tarea compartida y hermanada.
La asimetría radica en el lugar del que conduce el proceso pero la condición de humanidad une el destino del proceso terapéutico en un resultado muy diferente. La brecha se ha derribado. La brecha es la violencia instalada en el consultorio que lastima y desvirtúa todo acto de amor. Porque en realidad este es el resultado buscado: donde hay violencia no hay amor y si no hay amor no hay sanación.
Recordemos que en una acción despersonalizada el terapeuta queda a resguardo de la problemática misma. Es importante observar en todo proceso vincular el lugar desde donde se está transmitiendo. Aquí radica la raíz de
Todos estamos enlazados, sabiamente vinculados los unos a los otros en redes relacionales de intercambio y aprendizajes mutuos. Todos somos maestros y alumnos alternativamente. Todos estamos en fuertes procesos de aprendizaje.
Lo que diferencia a unos de otros es el grado de despertar de
Una Conciencia más despierta verá cada situación como un desafío de crecimiento.
Los más aletargados se sentirán victimas de toda situación.
El lugar de Victima es un lugar de trampa. NO HAY QUE AUSPICIARLO. Mantiene en bajos niveles el psiquismo y no favorece ningún proceso de evolución.
Si somos VICTIMAS entonces polarizaremos la existencia de un culpable y así pondremos AFUERA la responsabilidad por hacernos cargo de nuestra búsqueda de bienestar .Y si así estamos posicionados va a aparecer un culpable detrás de otro para perpetuar el lugar elegido.
Salir de la trampa es poner perspectiva a toda situación de violencia.
Hoy estoy convencida que toda acción violenta empieza por uno mismo. Somos los autores de nuestras propias violencias auto infringidas. Mi camino hasta aquí, transitado de mas de treinta largos años de terapeuta entrelazados a mis propias experiencias, son un testimonio a esta verificación. Solo cuando empezamos a mirarnos a nosotros mismos podremos descubrir esta verdad. Y lleva tiempo.... bastante.
El coraje y la aceptación de lo que encontraremos en esas negras profundidades lo necesitaremos para traer a la luz los tesoros ahí escondidos. Generalmente cuando emprendemos esta travesía los otros suelen cargarnos con muchas de sus "proyecciones". Creo que este es el momento de mayor tensión porque debemos continuar con nuestro camino de rescate de nosotros mismos.
Ahí donde hay auto violencia hay herida y donde hay herida falta el amor a nosotros mismos. Las heridas se sanan poniendo amor donde hay dolor. Donde me olvidé de mi me violenté. Todo empieza desde adentro y se proyecta afuera. Si me amo puedo después compartir ese amor, cuando me olvide de mi ejercí violencia. Entonces los espejos de la realidad me lo vienen a mostrar.
Claro que esto es difícil verlo y después aceptarlo por toda persona que no se encuentre en este tramo del camino y siga creyendo que el afuera es el causante de su cautiverio.
Claro que existen seres que ocasionan daños y otros nutren de amor. Pero unos y otros están puestos por alguna razón en el camino. Solo es cuestión de observar.
El auto conocimiento proporciona todos los elementos necesarios para emerger a situaciones donde las energías son más livianas y más amorosas.
Salir de los pactos perversos es desafiar el miedo a la soledad, a la critica, a la creencia de que soy en tanto el otro me reconozca, al desamparo, a la carencia etc.…
Por lo tanto se necesita coraje para crecer pero la recompensa es la puerta a una vida más saludable, armónica y verdadera.
Es necesario proporcionar un nuevo modelo a
Las relaciones deben descender a niveles más profundos, recíprocos, verdaderos auténticos. Deben recordarnos nuestro potencial más elevado, aquello en lo que podemos devenir y no aquello en lo que podemos acabar.
Estamos obligados por un proceso de Conciencia a descender y a enfrentar nuestra Sombra. Es en los territorios del mundo subterráneo donde nos encontramos al desnudo con un Yo despojado de toda ignorancia y falsas imágenes reasegurantes.
Necesitamos descender periódicamente para ascender con menos soberbia y mayor autenticidad.
Lic.
Annamaria Saracco
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