Todos tenemos puntos ciegos, tendencias que simplemente nos
negamos a admitir como propias, rasgos que rehusamos aceptar y que por consiguiente, vertemos hacia el exterior, blandiendo toda
nuestra cólera e indignación puritana para luchar contra ellos
cegados por un idealismo que nos impide reconocer que la batalla es
interna y que el enemigo está mucho más cerca de lo que imaginamos. Ken Wilber
Cuando finalmente reconocemos y aceptamos al desafío como una opción posible para entrar a contacto con la vida misma, una fuerza impulsora proveniente del alma,nos infunde el coraje necesario para iniciar un camino de descenso hacia nuestra propia oscuridad desconocida.
Esta misión heroica movilizada y dirigida por la intención álmica, despierta a un héroe dormido acomodado e insatisfecho en una supervivencia inconscientemente desvitalizante.
Su propósito es activar el recuerdo del significado y sentido de nuestro camino de experiencias.
"Prepararse para la travesía es aprender a ser fuerte, moral y saludable, pero la travesía misma es experimentar los grandes misterios de la vida: la muerte, la pasión, el nacimiento, la creación, como misterios; " afirma Carol Pearson.
Los inicios de este tránsito hacia "el lado oscuro", tal como lo denominó Carl G. Jung, estarán acompañados necesariamente por el miedo; y es lógico que así sea, ya que implica adentrarse en contenidos previamente relegados de la conciencia ordinaria por haber sido prejuzgados por el mismísimo yo como peligrosos.
Por ello, rescatar nuestros aspectos valientes, es condición para sostener el compromiso de búsqueda, en una vivencia consciente hacia las zonas misteriosas de nuestra irracionalidad.
Es valiente aquel que se sobrepone al miedo inicial frente a una empresa que involucra el viaje hacia lo desconocido de sí mismo.
El miedo constituye una de las fuerzas más poderosas que deben ser enfrentadas
para adquirir sabiduría. En el libro "las enseñanzas de Don Juan", Carlos Castaneda describe así a este fenómeno: "Un hombre va al Saber como a
Esta observación permitirá más adelante constatar que, a medida que nos vamos adentrando en territorios que están más alejados de la conciencia habitual, el temor se intensificará a modo de "resguardar" nuestra integridad.
Un yo más sano puede reconocerse en una vivencia de temor ,y en la aceptación de este proceso natural de Conciencia, podrá recrear una nueva experiencia de valor. Cuando el yo es muy débil creará ilusiones de pseudo fortaleza y el miedo entonces quedará enmascarado en distintos mecanismos defensivos que sostendrán esa identidad, sin darse la oportunidad de saber que está sucediendo realmente en sus profundidades.
Cúanto más distanciados estemos de nuestra desconocida Sombra más
Este acercamiento es parte del plan del alma en la creación de experiencias progresivas de desprendimiento, de desilusión, de valor y autenticidad; de integración y totalidad.
perspectiva del mundo interno del alma, el mundo del ego es una pequeña isla en la inmensa vastedad del océano de la experiencia. Esta comprensión sólo es posible cuando nuestro corazón se abre y se conmueve por el impacto del sufrimiento en la existencia de todas las criaturas que luchan por sobrevivir frente a la adversidad.
Cuando empujemos la roca montaña arriba junto a Sísifo, cuando suframos con las mujeres cuyos hijos y amantes marchan a la guerra, cuando experimentemos el dolor de quienes se sienten privados del amor y las cosas buenas de la vida y cuando seamos, en definitiva, capaces de afrontar nuestras frustraciones y nuestros fracasos personales, comenzaremos a descender a las regiones más oscuras del psiquismo.
Lic Annamaria Saracco
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